Columna de Opinión: Arquitectura y equidad

Uwe Rohwedder
Arquitecto y académico UCEN

Nuestra sociedad debe seguir buscando en la arquitectura, como en tantos otros campos, la equidad para lograr un desarrollo sustentable. Palabra o concepto bastante común en los últimos tiempos y llevado a lo nuestro, se puede mirar desde la perspectiva de género como desde la accesibilidad y la concepción de espacios seguros para el encuentro ciudadano.

Si bien, hoy en las escuelas de arquitectura, en sus estudiantes hace años existe el equilibrio de género, pero aquello no se traduce al campo laboral. Quizás esa mirada de una disciplina que separa una especie de elite arquitectónica de tantos que trabajan con una realidad y contingencia, muchas veces no visible es parte del problema.

Tanto que decir y aportar a los procesos de cambios que se vienen, en la búsqueda de entregar dignidad al habitar, tanto hacia dentro de una casa como a ese entorno que nos marca, cuando permite admirar un árbol, encontrar un lugar para juegos, valorar lo natural y la construcción de paisajes urbanos. Siempre nos ha motivado la belleza y que pasa cuando firmamos un plano y permitimos la construcción de un negocio habitable, normalmente caro no solo por su valor comercial, sino también el costo oculto que implica vivir mal, hacinados, islas de calor, falta de servicios básicos, lo que va construyendo personalidades retraídas o violentas. Seguiremos insistiendo que el entorno construido nos marca, nos afecta y permite o no desarrollar mejor nuestros sentidos.

La belleza expresada en cada detalle nos puede llevar a encontrar una nueva sensibilidad y conciencia colectiva y porque no un movimiento liderado por arquitectas, por voces y acciones femeninas que de seguro tienen grandes aportes que hacer en aquello, que diferencia una ‘solución’ de una ‘buena arquitectura’. Se hace muy difícil encontrar equidad en una profesión que sigue casi naturalmente actuando por segregación.

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