La icónica actriz francesa Brigitte Bardot murió a los 91 años de edad, informó este domingo la Fundación que lleva su nombre.
“La Fundación Brigitte Bardot anuncia con una inmensa tristeza la muerte de su fundadora y presidenta, Madame Brigitte Bardot, una actriz y cantante de reconocimiento mundial, quien eligió abandonar su prestigiosa carrera para dedicar su vida y energías al cuidado de los animales y a su Fundación”, expresó en un comunicado al que tuvo acceso agencia AFP.
La información no especifica la fecha exacta o causa de la muerte.
El propio presidente francés, Emmanuel Macron, lamentó el deceso de la actriz mediante una publicación en sus redes sociales.
“Sus películas, su voz, su gloria abrumadora, sus iniciales, sus pesares, su generosa pasión por los animales, su rostro que se convirtió en Marianne, Brigitte Bardot personifica una vida de libertad”, afirmó.
“Su existencia fue francesa pero su brillo es universal. Ella nos conmovió. Hoy lamentamos la pérdida de una leyenda del siglo”, dijo el mandatario, tal como cita la BBC.
Brigitte Bardot nació en París el 28 de septiembre de 1934. Comenzó su carrera como modelo adolescente, apareciendo en la portada de la revista Elle a los 15 años de edad. Su belleza llamó la atención del cineasta Roger Vadim, quien se convertiría en su primer esposo y el director que la lanzaría al estrellato. Debutó en el cine en 1952 con pequeños papeles, pero fue la visión de Vadim quien convertiría de una sencilla joven parisina en un fenómeno cultural global.
Fue con la película “Y Dios creó a la mujer” (Et Dieu… créa la femme) de 1956, dirigida por Vadim, catapultó a Bardot al estrellato internacional. El film, considerado escandaloso en su época por su sensualidad explícita, presentaba a una Bardot de 22 años como una joven sexualmente liberada. La película fue un éxito comercial masivo, sobre todo en Estados Unidos, donde recaudó millones de dólares y convirtió a Bardot en un símbolo sexual instantáneo. Este papel no sólo la consolidó a ella, sino que ayudó a plasmar el arquetipo de la libertad y la sensualidad francesa a nivel global.
Consolidación como estrella e ícono cultural
Durante las décadas de 1950 y 1960, Bardot protagonizó más de 40 películas, trabajando con directores prestigiosos como Jean-Luc Godard en “El desprecio” (Le Mépris) de 1963, Louis Malle en “Vida privada” (Vie privée) en 1962 y Henri-Georges Clouzot en “La verdad” (La vérité) en 1960. Esta última le valió una nominación al BAFTA como mejor actriz extranjera. Su estilo natural, su cabello rubio despeinado y su actitud desenfadada la diferenciaban de las actrices glamorosas de Hollywood de la época, creando un nuevo ideal de belleza más accesible y moderno.
Bardot se convirtió en mucho más que una actriz: fue un ícono cultural que representaba la liberación sexual y la modernidad de la Francia de posguerra. Su imagen influyó en la moda, el peinado y las actitudes sociales hacia la sexualidad femenina. Incluso el gobierno francés la utilizó como modelo para el busto de Marianne, símbolo nacional de la República Francesa, en 1970.


Sin embargo en 1973, a los 39 años y en la cúspide de su fama, Bardot anunció su retiro definitivo del cine, hastiada de la exposición mediática constante, los paparazzi y la objetificación de su imagen. Su última película fue “Don Juan 73” (L’histoire très bonne et très joyeuse) de Colinot Trousse-Chemise.


Transición al activismo animal
Tras su retiro, Bardot canalizó su energía y fama hacia la defensa de los animales, convirtiéndose en una de las activistas más prominentes del mundo. En 1976 creó la Fundación Brigitte Bardot para el Bienestar y la Protección de los Animales, organización que ha liderado campañas contra la caza de focas, la experimentación con animales, el consumo de carne de caballo y el maltrato animal en general.
Su activismo ha sido tan intenso como controvertido, utilizando su celebridad para presionar a gobiernos y generar conciencia pública sobre el sufrimiento animal.
De hecho, las campañas de Bardot lograron cambios legislativos significativos. En 1977, su activismo contribuyó a que el gobierno canadiense restringiera la caza de focas bebé. Protestó contra las corridas de toros, el sacrificio ritual de animales y las condiciones en mataderos, mientras su fundación rescata animales abandonados, promueve la adopción y financia refugios.
Aunque sus métodos y declaraciones públicas han generado controversia en ocasiones, especialmente por comentarios sobre la inmigración que le significaron juicios por incitación al odio racial, su dedicación a la causa animal fue inquebrantable durante casi cinco décadas.


Buzios: La musa que descubrió un paraíso brasileño
En 1964, durante el rodaje de la película brasileña “Viva Maria!“, Bardot visitó por primera vez Armação dos Búzios, entonces una pequeña caleta de pescadores prácticamente desconocida a 170 kilómetros de Río de Janeiro. Acompañada por su novio brasileño Bob Zagury, la actriz quedó fascinada por las playas vírgenes y la tranquilidad del lugar.
Su presencia transformó a Búzios: los paparazzi la siguieron, las fotografías de ella en las playas se difundieron por el mundo y el pueblo se convirtió en destino turístico internacional. En agradecimiento, la comunidad construyó una estatua de bronce de Bardot en el paseo marítimo Orla Bardot, donde permanece como símbolo del antes y después que marcó la estrella francesa en la historia de este balneario, ahora uno de los destinos más exclusivos de Brasil.


Legado dual: cine y activismo
El legado de Brigitte Bardot es complejo y multifacético. En el cine, revolucionó la representación de la sexualidad femenina en pantalla y se convirtió en símbolo de una época de transformación cultural. Sus películas permanecen como documentos de la Nueva Ola francesa y del cambio de mentalidades de mediados del siglo XX. Como activista, ayudó a posicionar los derechos de los animales en la agenda pública europea, aunque sus posiciones políticas posteriores han empañado parcialmente su imagen pública.
A sus 91 años, Bardot vivía retirada del mundo en su propiedad de La Madrague, en Saint-Tropez, rodeada de los animales que ha rescatado. Aunque ella se alejó de la vida pública, su fundación continúa operando activamente. Su transformación de sex symbol a activista representa uno de los giros más notables en la vida de una celebridad del siglo XX, demostrando que la fama puede redirigirse hacia causas que trascienden el entretenimiento.
Para las nuevas generaciones, Bardot se convirtió tanto un ícono vintage del cine francés como una pionera del movimiento por los derechos de los animales.
Por Christian Leal Periodista. Director de BioBioChile. Penquista.
Fuente: biobiochile.cl






