Colocar en el centro el interés superior de niños, niñas y adolescentes, sus necesidades, su derecho de vivir y crecer en una familia es el eje transversal de la reciente aprobada Ley de Adopción que, tras casi 12 años de espera en el Congreso, logró ser despachada.
Tras la aprobación de la ley, que será prontamente promulgada, la Seremi de Desarrollo Social y Familia Karina Acevedo Auad explicó en qué consiste esta nueva normativa, destacando que «Lo primero es que con esta nueva ley humanizamos el proceso de adopción, por otro lado, igualamos la cancha en donde se permite que puedan acceder matrimonios, personas solteras o parejas con acuerdo de unión civil y además familias de acogida que han estado con niñas, niños y adolescentes».
La nueva Ley de Adopción en donde lo más importante es el bienestar del niño, niña, adolescentes NNA prioriza la revinculación familiar y estipula plazos acotados, además para evitar extender la espera, fija plazos de entre 12 y 18 meses para el que juez o jueza determine si se revincula con su familia de origen o se vincula con una familia adoptiva. Plazos que hasta antes de la nueva ley podían extenderse incluso hasta seis años, dependiendo del caso.
Establece la nueva Ley además que el niño o niña adoptado podrá mantener contacto con su familia de origen desde un inicio, ya que antes de esta Ley solo podía hacerse después de los 18 años. Valorando todos los alcances de la normativa y los desafíos que conlleva la Seremi Karina Acevedo Auad enfatizó «Como gobierno estamos colocándonos al día con una deuda histórica, además esta iniciativa va de la mano con la Ley de Garantías de la Niñez y Adolescencia en donde se releva el bien superior del niño o niña, así que invito a la comunidad a informarse de los alcances de la nueva Ley de Adopción».
Al año a nivel país se producen aproximadamente 250 adopciones, mientras que a nivel regional la cifra alcanza a 2 en el último periodo, por lo que la autoridad reiteró el llamado a conocer la nueva ley y sus implicancias, entre las que destaca el avance hacia un modelo que pone en el centro el interés superior del NNA, integrando procedimientos a modo de atender su trayectoria proteccional, sus necesidades integrales y su derecho a vivir y crecer en una familia, evitando la fragmentación de las intervenciones.