Columna de Opinión: Continuidad, falta de nuevas ideas y un escenario complejo frente a la fecha de expiración de los programas de fomento para el Agro en Aysén.

Por Felipe Henríquez Raglianti
Director OGANA AG.
Ex Seremi de Agricultura de Aysén.

Aysén es una región extrema, también aislada con el resto de Chile y entre si. Esto, para quienes somos o conocemos la realidad de las distintas localidades y sectores rurales de esta tierra, nos hace entender el valor que tienen las familias que habitan estos sectores y la importancia geopolítica que para el país tiene mantener cada rincón poblado.

 

Es cierto que en términos porcentuales la población se concentra en las ciudades, especialmente en Coyhaique y Aysén, lo que para los políticos que manejan códigos electorales para todas sus acciones y decisiones, sugiere concentrar sus acciones e inversiones en dichos lugares, disparar a la bandada, como se dice.

 

Lamentablemente, al casi cumplirse un año del mandato del presidente Gabriel Boric, en Aysén vemos una pobre gestión política en cuanto a la elaboración, aprobación y puesta en funcionamiento de programas de fomento para el sector silvoagropecuario, contrariamente, solo vemos continuidad de programas y proyectos que quedaron formulados, aprobados, financiados y en ejecución en el Gobierno anterior, muchos de ellos, de los que hoy las autoridades sectoriales hacen noticia, son parte del Plan de Gobierno anterior.

 

Todo lo anterior no tendría tanta importancia si la situación país fuese normal, con marcos presupuestarios sectoriales suficientes para poner a disposición de los productores regionales una batería de herramientas acorde a las necesidades, pero lo cierto es que sumado a las disminuciones presupuestarias producto de los reajustes que han generado los embates de la pandemia, por ejemplo recortando la oferta de recursos para el programa de recuperación de suelos degradados (SIRSD), los aumentos de costos de vida y de producción que afectan a todos los sectores, pero muy especialmente al silvoagropecuario, se observa con preocupación la falta de acción del Ministerio de Agricultura y sus servicios en Aysén para interactuar con la Gobernadora Regional en pos de poner en marcha nuevos programas de fomento para el desarrollo rural y productivo silvoagropecuario.

 

Por medios regionales hemos conocido las cartas que dirigentes productivos de distintos puntos de la región han enviado a las autoridades regionales y nacionales para dar a conocer la situación que viven y junto a ellas vemos que han puesto a disposición una serie de propuestas, lo que preocupantemente no solo no ha sido considerado, sino que tampoco ha sido atendido. Quizá uno de los males de la democracia es la toma de decisiones concentrándose en los grandes núcleos urbanos, olvidando las necesidades de los sectores menos poblados, en nuestro caso el campo, afectándose así la seguridad alimentaria, el desarrollo rural y la reactivación económica desde el campo, tal vez es lo que ocurre con quienes lideran las instituciones, eso explicaría la falta de acción, ideas e intención de innovar y atender en el sector.

 

Estamos por cumplir un año de gobierno y no conocemos un plan regional, solo escuchamos el eco de discursos nacionales que muchas veces no son pertinentes a la realidad de Aysén y en el plano de la acción solo la continuidad de los programas que ya venían funcionando, los que lamentablemente tienen fecha de caducidad y sin la gestión necesaria no veremos programas que puedan tomar la posta a favor del apoyo, que hoy mas que nunca, necesitan los campesinos y productores rurales de Aysén.