Nodo Ciencia Austral avanza en el diseño de un sistema de gobernanza climática para Aysén y Magallanes

Como parte de los ejes del proyecto, se encargó un estudio con propuestas para impulsar un modelo de gobernanza que permita, por ejemplo, abordar los efectos del cambio climático en forma articulada y colaborativa entre los actores vinculados a la ciencia, la tecnología, el conocimiento y la innovación en la Macrozona Austral. 

Durante el trabajo desarrollado por el equipo de Nodo Ciencia Austral, se identificaron oportunidades y desafíos para acelerar el impacto CTCI en las regiones de Aysén y de Magallanes y la Antártica Chilena. Las distintas instancias participativas impulsadas por el proyecto y que han convocado a más de 500 actores del ámbito CTCI, dan cuenta de una alta motivación y preocupación por parte de representantes del mundo académico, público, privado y comunitario, frente al rol de la ciencia y la tecnología en el futuro de la macrozona. Al mismo tiempo, se observa una fragmentación, y en algunos casos una duplicación de instancias participativas, para gestionar temáticas de gran relevancia para las comunidades de ambas regiones, por ejemplo, en ámbitos relacionados con el cambio climático y el medioambiente.

 

¿Cómo poder abordar en forma coordinada problemas críticos y desafíos comunes para el desarrollo sustentable de este territorio? Con este propósito, el proyecto Nodo Ciencia Austral se encuentra trabajando en una propuesta de gobernanza que, según comenta el investigador y coordinador de este eje, Dr. Rodolfo Sapiains, comenzó con el análisis del diagnóstico levantado el año pasado. “Se identificó que había un gran desafío en relación a la nueva institucionalidad que se está diseñando en el país en materia de CTCI, donde existe un ministerio de ciencia que es muy joven, donde hay seremías, que tienen esta característica hasta ahora macrozonal y, al mismo tiempo, donde se observa la instalación de los gobiernos regionales con muchas atribuciones en relación a la ciencia y la tecnología y con una multiplicidad de instancias de participación para actores estatales y no estatales, pero en las cuales observamos que en muchos casos se convocaba a las mismas personas a hablar de las mismas cosas en instancias distintas”. Agrega que en ese contexto “se identificaron confusiones, respecto a los roles y responsabilidades que tienen los distintos actores de la macrozona austral, por lo tanto, se consideró que era indispensable clarificar cómo estaba operando la gobernanza y a partir de ahí generar recomendaciones y una propuesta para mejorarla».

En ese contexto, Nodo Ciencia Austral encargó un estudio al Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 que permitiera contar con una caracterización del marco regulatorio, es decir, una descripción clara y exhaustiva de los componentes jurídicos y administrativos en los cuales ha de situarse cualquier nuevo diseño de gobernanza que se proponga. El estudio fue presentado por los investigadores, Cecilia Ibarra y Rodrigo Santibáñez, en la última sesión del Comité de Coordinación Macrozonal, que se convoca cada mes en el marco del proyecto.

 

“El trabajo consistió en un levantamiento de la normativa, porque la perspectiva era identificar actores en el área de ciencia, tecnología, conocimiento e innovación en la macrozona austral. De esta manera el estudio da un panorama de quienes participan en la toma de decisiones sobre CTCI, se trata de actores que impulsan agendas, planifican, financian, regulan e implementan proyectos”, señaló Ibarra.

 

De este estudio se desprenderá una propuesta de recomendaciones para la gobernanza climática y de la CTCI en la macrozona Austral, que además incluirá la estrategia del propio Nodo Ciencia Austral dentro de este escenario. Este modelo será socializado en el próximo Comité de Coordinación Macrozonal del mes de septiembre, donde se reunirán representantes del ecosistema científico-tecnológico de las regiones de Aysén y de Magallanes y la Antártica Chilena.

Finalmente, cabe señalar que el proyecto Nodo Ciencia Austral es una iniciativa ejecutada por la Universidad de Magallanes, la Universidad de Aysén, el Instituto Antártico Chileno (INACH) y el Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia (CIEP), con financiamiento de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID).

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